Los créditos, grandes herramientas para alcanzar sueños o hundirse, la diferencia entre un final y otro radica en si se pide en el momento adecuado, a la entidad adecuada y si se usa para el objetivo correcto. Entonces, antes de pedir un préstamo respondé estas simples preguntas:
- Razones y tiempo: si es un capricho y/o puede esperar mejor ahorrá, pero si es urgente y/o se trata de una necesidad un crédito puede ser el camino.
- Lo que se compre: si se trata de un bien de corta duración que se llevará menos del 15% del salario podes optar por usar tarjeta de crédito en una cuota. Si es algo con una mayor duración y la deuda implicará más del 15 por ciento del salario lo mejor es usar tarjeta de crédito en cuotas o un préstamo.
- Para pagar una deuda: para el Judas de las finanzas también hay reglas. Si vence en varios meses y se lleva menos del 20 por ciento del sueldo podés hacerlo mediante un préstamo familiar o con un crédito de cooperativas. En el caso de que la deuda tenga una caducidad próxima y se lleve más del 20 por ciento del salario es recommendable que acudas a un préstamo bancario.
- Créditos para la inversión: si se paga mes a mes y ofrece ganancias ni bien se adquiera podés optar por entidades financieras o microcréditos; si vas a pagarlo al cabo de 12 meses y la renta empieza a generarse en el largo plazo lo más conveniente son los créditos bancarios, préstamos de cooperativas o de fondos para la inversión.
A la hora de solicitar un crédito es importante que la necesidad y el objetivo estén claros, sino puede transformarse en un problema (para quien los pide y para quien lo da).
Recordá que la conveniencia de un crédito se mide por su tasa de interés y, en materia de préstamos, mientras más tiempo tome saldarlo más caro se hará.