Mantener el equilibrio en las finanzas no siempre es cuestión de dinero o conocimientos técnicos.
Simplificando complejas fórmulas de finanzas personales se puede afirmar que, en aras de equilibrar las cuentas, lo más importante es el sentido común y la planificación de los ingresos, egresos e inversiones, en tanto que el dinero carece de valor.
No quiere decir que éste no sea importante sino que, por lo general, el error al querer sanear las cuentas personales nace en el momento en que todo el esfuerzo esta puesto sólo en obtener dinero para comprar y pagar deudas, abandonando la planificación al día a día sin ponerle cuidado.
- Planificar: es aquí cuando el sentido común debe imperar, ¿cuántos ingresos son fijos? ¿cuántos variables? ¿cuántos son los egresos mensuales? ¿cuáles los plazos? ¿cuáles son los compromisos financieros frecuentes?. Dar respuesta a este tipo de preguntas puede hacer visibles evidencias necesarias para tomar medidas positivas.
- Ordenar: una vez que se tienen claros los ingresos y egresos regulares y eventuales se puede realizar una planificación diaria pero también a largo plazo, contando con una visión más amplia del bolsillo.
- Poner en práctica: aquí la disciplina para respetar las propias decisiones es crucial, así como también valerse de herramientas simples como puede ser una libreta para llevar control de los números.
- Revisar: los tres pasos anteriores permiten tener mayor claridad sobre las finanzas y ayudan a tomar decisiones con seguridad. Cada cierto tiempo es útil volver sobre ellos y “recalcular”.
De este modo, con sentido común y planificación, es que un crédito cumple la función de ayuda financiera y no de ancla para la economía personal, por eso es importante cultivar estos valores y actitudes simples en el día a día, dándoles más importancia que al simple hecho de ganar dinero.