En esta nota profundizamos en la relación de factores centrales a la hora de obtener un crédito de cualquier tipo, incluyendo plazos, cuota, ingresos y edad del solicitante.
Al momento de consultar por un crédito normalmente se vincula el plazo de pago y el monto de la cuota: si bien es correcto decir que a mayor período de devolución menor es la cuota, es también importante tener en cuenta que aumenta la cantidad de interés a pagar y se extiende el período de cancelación del capital obtenido.
Muchas veces nos encontramos con entidades financieras que brindan diferentes alternativas de crédito, ofreciendo las más variadas combinaciones de plazos e intereses. Lo que es importante saber reconocer es el costo final del crédito. Pongamos por ejemplo un crédito de $60.000 con una tasa anual del 9% a pagar en 10 años: la cuota promedio es de $880, cancelando al concluir los pagos del crédito un monto total que supera los $105.000, de los cuales más de $45.000 son intereses. Un crédito del mismo monto a pagar en 20 años reduce la cuota mensual a poco más de $650, sin embargo al finalizar el pago total del crédito estaremos pagando más de $156.000, de los cuales más de $96.000 responden a intereses.
Este ejemplo ilustra claramente cómo funciona esta relación de plazos, cuota e interés y es un problema generado porque las entidades financieras determinan un tope en la relación porcentual entre ingresos demostrables del solicitante de un préstamo y el monto de la cuota que resulte de ese otorgamiento. Las entidades ofrecen numerosas relaciones: por ejemplo, si una entidad establece que la cuota resultante no podrá exceder al 30% de los ingresos computables y el solicitante demuestra ingresos por $3.000, la cuota no podrá superar los $900. Como resultado de este tope muchas personas se encuentran en la obligación de solicitar créditos a plazos extendidos, minimizando la cuota, pero pagando un monto claramente superior al final de la cancelación.