Nadie pide un préstamo sabiendo que no va a poder cumplir con las obligaciones de devolución que el mismo exige, pero esto no quita que pueda suceder; perder el trabajo, sufrir un accidente, tener un gasto inesperado o ser estafado son cosas que pasan y pueden interferir con el cumplimiento de los compromisos financieros.
Muchas personas, cuando se ven en esta situación, optan por mentirle al banco, escaparse de las llamadas y evitar enfrentarse al problema, pero el mismo no desaparece así, sólo se acrecienta. Lo mejor a hacer en esta situación es anticiparse y plantear las circunstancias a la entidad financiera para buscar una solución conjunta.
Estas son algunas de las vías que suelen dar un respiro a los deudores:
- Período de carencia: dependiendo de las políticas de la institución financiera puede ofrecerse esta opción que consiste en un período (de entre 6 meses y un año) en el que sólo se exige el pago de los intereses y no del monto adeudado.
- Ampliación del plazo: la re-estructuración de la deuda suele ser uno de los caminos más comunes, por medio de esta se extiende el plazo de pago disminuyendo el monto de las cuotas mensuales.
- Disminución de la tasa de interés: aunque no es muy usual a veces puede ser uno de las vías para cerrar el acuerdo, las entidades financieras suelen ser reticentes a poner a disposición esta vía pero siempre les resulta más conveniente que llegar a una instancia jurídica.
- Préstamo: esta es la opción menos conveniente para el cliente y en algunos casos exige que no existan cuotas abonadas por ciertos períodos de tiempo. Consiste en un préstamo para cubrir el monto adeudado y volver a empezar con una actualización de las tasas de interés.
- Quita de obligaciones: esta consiste en una reducción de las obligaciones, aunque es una de las opciones menos comunes y menos convenientes, ya que la entidad pierde dinero y el beneficiario queda registrado por años en las bases de riesgo crediticio.
De evadir una solución real y efectiva al problema se puede llegar a instancias judiciales y sufrir embargos de sueldo y/o bienes, por lo que siempre es mejor buscar negociar con la entidad crediticia y apuntar a una solución conjunta.