Muchas personas que optan por financiar sus compras con tarjeta de créditos se enfrentan a la difícil situación de no poder abonar más que el pago mínimo de la tarjeta. ¿Qué conviene hacer en estos casos? ¿Es recomendable sacar un préstamo personal para pagar las deudas de la tarjeta de crédito? Lo analizamos en esta nota.
Las tarjetas de crédito son, sin lugar a dudas, un medio de pago cómodo, práctico y muy conveniente. Con una tarjeta de crédito en nuestras manos tenemos a nuestro alcance un sinnúmero de beneficios y descuentos, además de la posibilidad de financiar nuestros consumos. Sin embargo, el uso de los plásticos requiere un alto grado de responsabilidad y planificación financiera, de lo contrario podemos enfrentarnos a escenarios muy incómodos.
En la actualidad son muchos los argentinos que eligen financiar sus compras con tarjeta de crédito y terminan con grandes dificultades para pagar sus gastos en tiempo y forma. Esta falla en la planificación o la aparición de gastos inesperados obliga a muchos a pagar únicamente el mínimo de la tarjeta y hacer frente a las comisiones e intereses que trae consigo esta conducta.
¿Cuáles son las opciones disponibles para no tener que abonar estos intereses? Existen diferentes alternativas, pero dos de las más elegidas son la refinanciación de los saldos de la tarjeta y la toma de préstamos personales para pagar los saldos impagos de la tarjeta.
Refinanciación de tarjeta de crédito
Esta operación, más conocida como “revolving”, implica abonar sólo el pago mínimo de la tarjeta y financiarse con el banco por los saldos impagos. Este tipo de operaciones es una de las dos principales fuentes de ganancia del banco, por lo que es correcto imaginar que su costo financiero total es realmente elevado. Lo cierto es que en muchos casos la refinanciación de saldos resulta menos conveniente que el pago en cuotas con intereses, ya que la tasa de interés a pagar se modifica mensualmente, respondiendo a las posibles variaciones.
Préstamo para pagar tarjetas de crédito
Una opción que puede resultar más atractiva que la refinanciación a través del revolving es la toma de un préstamo personal para cancelar gastos con tarjeta de crédito. Teniendo en cuenta los intereses que aplican las tarjetas tras el pago del mínimo, si encontramos créditos con mejores condiciones de financiación, la alternativa puede ser realmente conveniente.
En la mayoría de los casos la ventaja está en que estamos cambiando una deuda en tasa variable (por refinanciación de saldos) por otra a tasa fija, que es la que suelen aplicar bancos y financieras a los créditos personales. Por eso es clave saber comparar las opciones y entender en qué casos puede ser mejor tomar un préstamo para pagar el saldo impago de la tarjeta por sobre la refinanciación de saldos.
En este sentido, resulta imprescindible hacer una buena lectura del contexto económico que atraviesa la Argentina, tener en cuenta la inflación anual proyectada (que supera el 30%) y entender todos los gastos y comisiones que trae consigo un préstamo personal y la refinanciación de saldos.