En tiempos en los que endeudarse es una decisión difícil de tomar, la baja en la tasa de interés de créditos personales, prendarios y tarjetas de crédito se presenta como un pequeño empujón para quienes están en la duda. Y es que el Banco Central decidió hace dos semanas recortar en un punto porcentual la tasa de sus Letras, reduciendo automáticamente la tasa de los tres productos bancarios. De esta manera las tasas de los préstamos tendrá un pequeño recorte a partir de setiembre.
¿Cómo quedarán las tasas de los bancos?
A partir de la medida del Central, las grandes entidades bancarias deberán otorgar préstamos personales con tasas nominales máximas del 37,9% anual, créditos prendarios con límites de hasta 32,5% anual y tarjetas de crédito con un 47% anual. Los bancos de menor envergadura deberán aplicar tasas del 47,7% para préstamos personales, 36,5% para créditos prendarios y 58% para tarjetas de crédito.
Ahora bien, ¿cómo impactará esta reducción de las tasas en el mercado? Como es de imaginarse, el sistema financiero pone el foco en limitar el crédito para protegerse de las expectativas de inflación y devaluación. Por eso se espera que esta medida tenga una consecuencia similar a la que tuvo el límite de tasas establecido en el mes de junio, con una desaceleración en el ritmo de crecimiento del financiamiento a personas.
Esto puede traducirse en requisitos de acceso más difíciles de satisfacer por parte de nuevos clientes, ya que por lo general las entidades bancarias ponen se enfocan en otorgar préstamos a clientes e individuos que demuestren gran solvencia económica.
Ante esta realidad, muchos argentinos que requieren créditos personales deben recurrir a otro tipo de empresas para obtener dinero en efectivo. Estas entidades suelen otorgar préstamos con mínimos requisitos, pero con una gran desventaja: las tasas de interés son realmente elevadas.
Es por eso que ante este escenario de inestabilidad e inflación los especialistas recomiendan solicitar préstamos personales cuando la necesidad por obtener dinero en efectivo es imperante, considerando todas las alternativas del mercado y evaluando la relación entre la tasa de interés y el índice de inflación proyectado.