Para cumplir el sueño de obtener un crédito hipotecario y financiar la compra de una casa, una persona, matrimonio o familia debe contar con un salario mínimo exigido por los bancos. En este artículo analizamos cuáles son los requerimientos para así entender por qué es tan difícil acceder a la vivienda propia en la actualidad.
Soñar no cuesta nada, según dicen. Pero materializar los sueños tiene su precio. Y este precio es muy alto cuando se trata de negocios inmobiliarios: en términos generales, para poder obtener un crédito hipotecario de aproximadamente $200.000 es necesario contar con un salario mínimo de $10.000.
Lógicamente es imposible generalizar y determinar estos valores para todos y cada uno de los créditos hipotecarios disponibles, ya que existen diferentes líneas e incluso préstamos subsidiados, como es el caso del Plan ProCreAr. Sin embargo, en promedio éstos son los números que se manejan.
Por supuesto, cuando hablamos de un ingreso mínimo de $10.000 por persona, matrimonio o familia, estamos hablando de un salario en blanco. Con este ingreso de base es posible aspirar a un préstamo de aproximadamente $200.000, una cifra bastante limitada para hacer realidad la ilusión de tener un techo propio.
Líneas de crédito
Las diferentes líneas de crédito hipotecario disponibles en nuestro país presentan requisitos que resultan prohibitivos para buena parte de la sociedad argentina: si bien la necesidad de obtener financiamiento está extendida y las consultas se multiplican, la brecha entre la consulta y la concreción es enorme.
Y esto se explica con simples números: un hombre o mujer que cobra un básico de entre 4.000 y 5.000 pesos se encuentra con montos máximos que no superan los 100.000 pesos, limitando considerablemente sus posibilidades en el mercado inmobiliario.
A esto es necesario sumarle que los bancos no financian el 100% del valor del inmueble, sino que por lo general ofrecen el 70% de financiación para compra o construcción (aunque en algunos casos específicos este porcentaje puede ascender al 85%), y el resto debe ser aporte del interesado.
En conclusión existe una gran incompatibilidad entre los sueldos y los montos que un banco puede prestar en base a esos haberes: los créditos disponibles resultan insuficientes para encarar una inversión en compra o construcción.
Esto explica la gran recepción que tienen las diferentes líneas de crédito hipotecario lanzadas por el Gobierno Nacional, como así también las diferentes líneas de créditos subsidiados disponibles en Buenos Aires y otras provincias, convirtiéndose, en muchos casos, en el único instrumento financiero realmente al alcance de los argentinos.