En tiempos en que la inflación rige el día a día saber con qué medio pagar puede marcar una gran diferencia.
Llegar al final de la cola del súper pocas veces generó tanta ansiedad. ¿Usar efectivo? ¿Aprovechar las promociones con crédito? ¿Pagar todo con débito? La decisión suele estar echada a la suerte, sin tener plena conciencia de los costos y beneficios que cada una tiene, por eso acá evaluamos los pros y los contras de cada medio en un contexto de alta inflación como es el de nuestro país ahora:
- Efectivo: en este punto corresponde desterrar un mito, si bien los billetes en la billetera o debajo del colchón generan una sensación de seguridad, ésta es una ilusión; el dinero, en un contexto con altos índices de inflación, debe ser invertido. Entonces, hacer pagos con efectivo es una opción válida, e incluso algunos lugares ofrecen descuentos por pagos en efectivo.
- Tarjetas de crédito: éstas pueden ser un arma de doble filo si no se las conoce. Las promociones pueden resultar muy beneficiosas y ayudar a ganarle a la inflación, sobre todo en pagos sin interés y a largo plazo, pero hay que tener en cuenta que el CFT y las costas no terminen transformando la libre en gato.
- Débito: no sirve para financiar como el crédito, pero si se cuenta con los fondos puede ser la opción más conveniente, ya que en ocasiones permite la recuperación de parte del IVA.
El país atraviesa una situación anormal y evitar la confusión es difícil, pero los costos pueden ser caros si no se piensa dos veces y con inteligencia cómo enfrentar los gastos del día a día y de qué manera administrar el sueldo y los ahorros para que la inflación no se los lleven en un abrir y cerrar de ojos.