Teniendo en cuenta que en la Argentina los analistas privados proyectan una inflación que ronda el 25% anual, endeudarse en pesos, hoy, es un excelente negocio, sobre todo si se aprovechan promociones especiales a tasa cero, como es el caso de los beneficios otorgados por las principales tarjetas de crédito. Y esto el cliente lo sabe y lo aprovecha, ya que de acuerdo al economista Andrés Méndez, de Finsoport, hay más de 7 millones de argentinos con deudas que alcanzan los $10.000.
De esta manera, se percibe un fuerte incremento en el uso de créditos, pero no de todos los tipos: los créditos que presentan un mayor crecimiento en su consumo son los de corto plazo, dejando atrás los hipotecarios y prendarios. Además, en el último año hubo una fuerte suba en el número de transacciones y el uso de las tarjetas, principalmente impulsadas por los planes de cuotas sin interés.
Si partimos de la base de una proyección estimada del 25% de inflación anual, cualquier compra a crédito a tasa cero o menor al 20% resulta más que atractiva.
Cabe aclarar que este fenómeno del consumo financiado no es un comportamiento masivo: la gran cantidad de gente que cuenta con deudas en la actualidad es ajena a los segmentos de menor poder adquisitivo de la población, ubicándose en las clases media y alta. Es así que cada vez que se habla de financiación en cuotas estamos hablando de segmentos medios o altos de la población, ya que este grupo tienen límites en las tarjetas que les permiten comprar cosas con un ticket promedio de $3.000.
La promoción de planes de 50 cuotas fue muy atractiva para extender los beneficios de las tarjetas a aquellas personas que cuentan con ingresos medios, que oscilan entre los $3.000 y $4.000. De lo contrario un LCD de $10.000 únicamente podría ser accesible para aquellos individuos con un ingreso superior a los $5.000.